martes, 9 de julio de 2013

Electrodomésticos anónimos

En estos tiempos en que a todo hijo de vecino le gustaría tener un buen enchufe, y que hay un montón de meapilas que te impiden progresar, o que mas vale bombilla en mano que cientos de focos en estadio. En estos tiempos en que más vale tocar el interruptor correcto que ser autosuficiente, es cuando quiero hablarles de esos grandes abandonados, los "electrodomésticos anónimos".

A veces siento que mi cabeza se pone a dar vueltas como una batidora, bien porque tengo cien ideas embarazosas haciendo embudo en mis neuronas, bien porque acabo de entrar en fase rem y un precioso conejo lunar ha salido ha saludarme y me ha dejado despierto en la soledad de las madrugadas. En cualquier caso son embarazosos los momentos en que todo te zumba sin necesidad de pilas, enchufes y cualquier parafernalia pseudomecánica. Es entonces cuando el lápiz, cargo el tóner y descargo una buena inyección de tinta sobre las hojas desprevenidas. Sobre hojas dormidas es fácil ganar batallas. Y mientras me siento impresora no soy ni batidora ni necesito enchufes.

Hace un par de semanas tuve la suerte de encontrar una terapia donde podía compartir mis problemas domésticos con otros tantos como yo. Si, hay mucho electrodoméstico suelto por la vida y si no se lo cree  pregúntenle a la Reme. Hay gente que se creen lavadoras, hay sandwicheras y hasta neveras. Incluso yo que un día me creo impresora, y al siguiente fotocopiadora, encuentro mi lugar en la terapia, con grandes esperanzas de evolucionar, quién sabe, a impresora láser o plotter de corte de vinilo.

¿Qué te gustaría acudir a la terapia? te la aconsejo terriblemente. La sesión es breve pero intensa y tiene una presentación de alto voltaje. ¡No te quedes congelado y vete a verla!




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