lunes, 21 de mayo de 2012

Lanzando órdagos al destino


A veces las salidas parecen demasiadas, los caminos estrechos, la vida angosta y los senderos desdibujados. A veces las encrucijadas están llenas de letreros desvencijados que señalan a bosques baldíos. Entonces,  creo que solo entonces, el verdadero camino empieza a arder por dentro y antes de que des un solo paso tus nervios ya han empezado a crear esa vía. Normalmente los ángeles lloran durante estos días de desconcierto, los sabios te dicen que no saben que decirte y los animales te ladran por la calle sabiendo que algo de ti se mueve por dentro.

Después de calarte el sombrero de paseos de larga distancia sacas las cartas dentro de tu cajita de los truenos, miras a lo lejos, te guardas un Joker en la manga y empiezas a esperar la respuesta del destino. Si es aciago siempre tienes el Joker, si la tirada es baja igualas y subes, si es tirada alta igualas y ves. En los duelos de alta magia no existen enfrentamientos en los que no pierdas nada así que prepárate a sacar la balanza y disponte a pesar cada una de las huellas que te han precedido hasta ayer mismo. Y la grieta se empieza a abrir bajo tus pies con riesgo de tragarte como un embudo dentado y famélico. ¿Hacia dónde te llevará? ¿Te dejaras caer? ¿Se reirá el Joker en tu mano?

Más vale que tengas un buen solomillo, o vacío alto en su defecto,  y juegues con precisión de francotirador cada movimiento para no caer en la espiral viciosa de la frontera perdida. Si acompasas cada ronda con un buen giro argumental y una buena banda sonora el resultado puede ser poco menos que un fílmico recuerdo de tu paso por este mundo. Pero si el truco no sale y, a pesar de todo, tus esfuerzos, mis esfuerzos, se quedan en poco o nada recuerda que el único problema es que ya nadie cree en la magia. Y lanzando un órdago al destino digo que algún día encontraré un lugar donde la ilusión sea lo cotidiano y la barrera de entrada no pueda ser vista por ojos voraces, egoístas y ambiciosos. Un lugar donde todo funcione con la cordialidad, la sonrisa y la educación.

Busquemos ese lugar, por todos los dioses.

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